martes, 6 de octubre de 2009

Un sapo con ardores

Conocido vulgarmente como sapo vientre de fuego o sapo de vientre rojo, la Bombina orientalis recuerda más a una rana que a un sapo, pero aún así posee las características morfológicas de éste, cuerpo grueso y patas cortas.

Esta especie acuática, de hábitos diurnos, puede alcanzar los 5,5 cm de longitud y llegar a vivir hasta 15 años en cautividad. Se alimenta principalmente de insectos, como mosquitos, escarabajos, arañas,... Posee un saco vocal interno, a diferencia de casi todos los demas bufónidos que lo tienen externo. Su canto no será tan potente, pero posee una gran capacidad pulmonar, necesaria para producir el reclamo de apareamiento.

El sapo vientre de fuego pasa la mayor parte del tiempo dentro del agua donde tiene lugar su reproducción, aunque hay épocas, como en los meses de agosto y septiembre, en que toma hábitos más terrestres. Es en este tiempo cuando adquiere hábitos más nocturnos, ocultándose bajo ramas, raíces o arbustos.

El período de cría comienza en abril y dura hasta finales de julio o agosto. El macho emite un canto, que nos recuerda al sonido de una campana, para atraer a la hembra. Esta deposita alrededor de cien huevos, que habrán necesitado dos semanas de incubación, entre la vegetación acuática en paquetes de 30. Dependiendo de la temperatura, en un corto período de tiempo, de dos a cinco días, eclosionan los huevos, del que salen las larvas del sapo vientre de fuego.



Ante la presencia de un enemigo eleva sus extremdiades y cabeza y dobla la columna vertebral para mostrar su vientre rojo. Esta coloración rojiza avisa al depredador de que puede ser un animal peligroso. Aparte de esta postura posee otros sistemas de defensa como pueden ser la secreción de una sustancia blanquecina que, en contacto con las mucosas, produce irritación y la emisión de pequeños gritos, una especie de llamada de defensa.

lunes, 5 de octubre de 2009

Mis ojos verdes

Hoy me temo que os dejo con otras de mis fotografías debido al escaso tiempo libre que me dejan en la facultad... Se trata de un sapo corredor (Bufo Calamita) que lleva unos 4 o 5 años en mi jardín, el de atrás. Se sube todas las noches que llueve al patio. Este año han aparecido otros dos ejemplares nuevos. Espero que se reproduzcan y me den más de una alegría este año.

domingo, 4 de octubre de 2009

¿Es una rata?¿Es un avión?...

No, es un petauro. Este marsupial, cada vez más común como animal de compañia, sabe cautivarnos con sus dotes acrobaticas.


jueves, 1 de octubre de 2009

Compañeros de baño

Los paramecios son protozoos ciliados de forma elíptica, de no más de 0,05 mm, que se encuentran en charcas o estanques de agua dulce ricos en materia orgánica, sustrato de bacterias y otros protozoos descomponedores de los cuales se alimentan.


Poseen una membrana externa recubierta de cilios, que le otorgan la capacidad de movimiento, pero en ausencia de ningún tipo de flagelo. Dicha membrana absorbe y expulsa agua al exterior mediante dos vaculas contráctiles ayudando al movimiento y controlando la osmorregulación.

Al ser heterótrofos poseen una estructura llamada citostoma, una especie de boca que conduce a las bacterias al interior del protozoo mediante pequeños cilios. Otros orgánulos interesantes son el macronúcleo eucariota, junto al que se encuentra situado un micronúcleo, y las vacuolas digestivas. Las últimas se convertiran en vacuolas de secreción, que expulsarán las sustancias de desecho al exterior mediante exocitosis.

Su reproducción puede ser tanto sexual como asexual. Normalmente se reproducirán asexualmente, por fisión binaria o partición, consistente en una mitosis. Sólo cuando hay cambios en el medio externo, poniendo en riesgo la población, es cuando utilizaran la reproducción sexual, garantizando así la variabilidad genética. En este último tipo dos individuos se "fusionaran", mediante puentes citoplasmáticos, por un tiempo para poder intercambiar material genético.

Dentro del género Paramecium se encuentran reconocidas 14 especies diferentes. Son los organismos unicelulares más conocidos a día de hoy, y de los protozoos más estudiados en el ámbito científico.Estos microorganismos pueden utilizarse como indicadores de la calidad del agua, ya que se alimentan de bacterias y otros agentes patógenos que pueda haber en el agua, manteniendo a raya estas poblaciones.